Yo, que tengo la costumbre de detenerme tanto en explicaciones, en detalles, en sentidos… me dejan fascinado estas pocas notas que el genial compositor noruego Ola Gjello crea para describir como siente la eternidad. ¡No cómo la describe! ¡No cómo la explica con palabras! Solo cómo la siente, pues sentir es la esencia del vivir…
Me conmueve que en tan solo 15 segundos sea capaz de transmitir una emoción tan bella. Pero es necesario ser capaz de detenerse, de dejarse llenar por el sonido, de descubrir lo que se siente en el interior… Porque en la vida no todas las opciones nos aportan las más bellas emociones, y hay que encontrar la forma de encontrar las mejores…
Lo cierto es que no soy nada partidario del recurso fácil a la emoción, como tantos programas de hablar, hablar, hablar hacen para aumentar su audiencia (creo que poco les importa las emociones reales y sobre todo se preocupan por las audiencias)
Y este mismo vídeo que traigo hoy, ¿es lo que buscaría? ¿Audiencia? Y no debo dejar de preguntarme yo por qué me hago eco de este vídeo. ¿Por incrementar la audiencia? Por supuesto que no voy a contestar yo, que me conformo con lo que piense cada persona que llegue hasta aquí, sea cual sea su conclusión.
Pero también es cierto que, como si fuera un tren que pasa rápido a mi lado, me agarré a este vídeo por esa hermosa, maravillosa, genial, fantástica frase dicha por una niña con toda su sinceridad e inocencia: “Papá, eres mi mejor amigo” Me emociona que algo así se llegue a decir a menudo, aunque yo no sea el destinatario.
Y debo aclarar que odio los comparativos: los más y los menos, los unos que son más que los otros. Yo no encuentro reglas para poder decir algo así de una persona, por mucho que las he buscado a lo largo de mi vida, fundamentalmente porque ensalzar a una persona implica hacer de menos a otra. Y por ahí no paso…
Pero la verdad es que hay personas a las que queremos más, a las que admiramos más, que nos emocionan más, y nos hacen llorar con más facilidad. Pero me quedo con que lo importante es amar, escuchar, comprender, cuidar, abrazar… Lo demás me lo guardo para mí solo, y me parece perfecto algo así como: “eres un buen amigo”, “eres una buena amiga”. ¡Y abrazo soberano para sella la frase!!!
Comprendo perfectamente las lágrimas de ese padre. Tal vez podría dudar de que actúe con cierto grado de falsedad, pero tenemos la prueba que demuestra que no es así: su hija. Su hija no ha aprendido aún la necesidad de ocultar o distorsionar sus emociones: ¡son sinceras! Y siendo sincera la niña, su padre se ha ganado con todo merecimiento esa enorme y maravillosa muestra de cariño. Y lo ha hecho día tras día. Día tras día…
Hay cosas que no se pueden improvisar… ¡Afortunadamente!!!