Me refiero a que unos muy lejanos antecesores nuestros fueron sistemáticamente carroñeros. Es decir, que aprovechaban la carne (muchas veces en descomposición) que encontraban casualmente o que robaban a otros animales para su consumo. Me estoy refiriendo al denominado “Homo habilis”, que vivió desde hace 2.3 millones de años aproximadamente (ya ha pasado tiempo, así que no temamos que nos contagie tal hábito), y es el primer representante de nuestro Género: el género Homo. Recordar que nosotros somos otra especie del género Homo, Homo Sapiens, y que todas las otras especies del nuestro género fueron extinguiéndose con el tiempo.
Dos curiosidades:
PRIMERO. Fue un hito evolutivo muy relevante.
El homo habilis tenía una capacidad craneal de aproximadamente 650 centímetros cúbicos (la nuestra es considerablemente mayor: cerca de 1.500), pero supuso un gran avance respecto a sus antecesores, razón por la cual, por ejemplo, pudo empezar a utilizar herramientas creadas por el mismo, por muy sencillas que fueran. Otra innovación es la que he mencionado: incluyó la carne en su dieta (la carroña, como también he mencionado), lo que contribuyó decisivamente a su supervivencia y más rápida evolución. Los directos antecesores del homo habilis no consumían carne.
Tengamos en cuenta que no se extinguió hasta hace 1 millón de años. Es decir, que estuvo sobre el planeta aproximadamente 1.3 millones de años. Comparado con nosotros, los homo sapiens, es muchísimo tiempo pues nuestra especie apareció hace tan solo unos 120,000 años (0.12 millones de años). Veamos cuánto duramos, porque al ritmo que llevamos de destrucción del medio ambiente, y de violencia dentro de la especie, no tengo nada claro nuestro futuro. ¿Será que hemos avanzado mucho en el uso de nuestra razón pero nos hemos quedado atrás en la gestión de nuestros instintos y emociones?
¿Por qué desapareció homo habilis? Se supone que la competencia con otras especies humanas, mucho más desarrolladas fue dificultando la obtención de alimento. Por tanto, no se trataría de que hubiera enfrentamientos violentos. Simplemente, el más dotado se quedaba con el alimento. Algo similar ocurrió, por ejemplo, con los Neandertales.
SEGUNDO. Las implicaciones de consumir carroña.
Nosotros, aunque quisiéramos, no podríamos consumir carroña, como actualmente hacen los buitres o las hienas, por ejemplo. Es cierto que sentimos repugnancia ante el simple olor o consistencia de la carroña, pero eso es simplemente un mecanismo que tiene el cerebro para forzarnos a no comer carroña. Dicho de otra manera, nuestro cerebro crea en nosotros una sensación muy intensa de repulsión para evitar que arriesguemos la vida por la ingesta de carroña. Sin embargo, el cerebro de una hiena encuentra delicioso su olor por el mero hecho de que lo puede consumir perfectamente. El cerebro puede hacer maravillas…
![]() |
Homo habilis (fuente: internet) |
Al contrario ocurre con las hienas: su cuerpo está preparado para eliminar esas bacterias, por lo que su cerebro les incita aprovechar dicho alimento.
En conclusión: los homo habilis tenían un cuerpo mejor preparado para una alimentación más variada, que incluía la carroña. Esto quiere decir que necesitaba consumir menos cantidad de materia animal respecto a la vegeta, su estómago podía ser más reducido y la digestión consumía menos energía. En este aspecto, los homo sapiens tenemos una “desventaja competitiva” respecto a ellos. Una desventaja competitiva siempre es decisiva en momentos en los que se presentan dificultades que ponen en riesgo nuestra capacidad para sobrevivir.
Más abajo dejo un muy buen vídeo que no toca la misma información pero que amplia algunos datos muy interesantes…
Emilio Muñoz
Curioseando
(por Carlos Gonzalez Navarrete)