Fuente: Internet |
Este vídeo me ha recordado lo que dice Edith Eger en su biografía (La bailarina de Auschwitz), porque es escalofriante. Con 17 años, el fin de la Segunda Guerra Mundial le coge en el último campo de concentración al que la llevaron junto a otros muchos presos. El de Gunskirchen, si no me equivoco.
Allí, les dejaron a la intemperie después de días y días sin que se les diera algo de alimento, apenas la piel sobre los huesos, sin poder moverse, en una gran escalinata que daba a un edificio muy grande. Allí fueron cayendo, uno tras otro, casi todos los seres humanos que quedaron abandonados después de la huida de los últimos soldados alemanes de la SS.
Cuando llegó un soldado americano buscando supervivientes solo encontraba cadáveres. Edith estaba entre ellos, medio oculta, con un último aliento de vida. Estaba aterrorizada porque no podía moverse ni hablar, hizo esfuerzos sobrehumanos para hacer algún gesto, apenas perceptible, que advirtiera el soldado de su presencia. Milagrosamente, aquel soldado se acercó dubitativo, y la salvó.
Me pregunto una y mil veces cómo podemos ser tan crueles los seres humanos, ya sea como actores de barbaries o como espectadores impasibles. Esa crueldad no lo encuentro ni en los niños ni en los animales.
Emilio Muñoz
Curioseando
Uy pobres gatitos los seres humanos damos asco. Te mando un beso.
ResponderEliminarLa verdad es que dejamos mucho que desear, querida Citu.
EliminarPero sigo creyendo que la esencia humana no contaminada por la vida social sigue siendo buena y bella.
Pero tenemos que descontaminarnos...
Un enorme abrazo, querida Citu!!!
Bueno, no sabemos qué es lo que pasó en el caso de los gatos. Y hubo algyien que los salvó, querida Citu.
ResponderEliminarEn el caso de Edith, es cierto que se trata de pura barbarie humana.
Un enorme abrazo, querida amiga!!!
Querido Emilio, un relato escalofriante, mi suegra estuvo en la segunda guerra mundial y los hermanos de ella la escondían debajo de los cadáveres para que no la encuentren, sino era violada por los soldados, cuando termino la guerra al no haber trabajo la familia se vino a la Argentina.
ResponderEliminarLas guerras la buscan los que se benefician con ellas, los pueblos quieren la paz.
Me lleno de ternura ese video de los gatitos, todavía hay gente buena y solidaria.
Emilio, siempre es una delicia leerte, acaricias el alma con tus letras.
Cariños y besos mi querido Emilio
Las guerras las buscan quienes se benefician de ellas, ciertamente querida Noemí. Pero la carne la ponemos las personas de a pie. Y no sé qué ocurre para que siempre terminemos engañados, abocados a unas guerras que solo son crueldad.
EliminarY gracias por el ejemplo que das con tu suegra. Creo que es importante recordar y destacar estos hechos.
Un enorme abrazo, querida amiga!!!
Traer a la memoria casos como el de Edith estruja el alma, no logro entender como es posible que seamos capaces de tals atrocidades, esa época nunca debemos olvidarla para no caer en los mismos horrores, gracias a Dios que el soldado pudo localizarla entre tantos cadaveres, a pesar de todo eso yo sigo creyendo en el ser humano, hay más bueno que malo, solo que hace menos ruido
ResponderEliminarLa historia de los gatitos emocionante
Un fuerte abrazo
El problema añadido es que creo que se ocultan nuestras atrocidades, o preferimos mirar a otro lado para no dejar de vivir en nuestra sedada realidad, y así poder seguir consumiendo con relax.
ResponderEliminarY olvidar nuestro lado siniestro es arriesgarse a volverlo a vivir. Como dijo alguien, que ahora no recuerdo, quién olvida la historia está condenado a repetirla.
Y si bien pienso, como tú,, que la esencia humana es buena, también creo que cada día vivimos mas amnésicos.
Un enorme abrazo, querida amiga!!!